jueves, 6 de julio de 2017

El 2 de febrero es el día de la diosa Yemanyá Iemanjá es el orixá femenino más importante de todos los que integran el panteón africano Diosa Iemanja La noche del 2 de febrero es la fiesta grande de Yemanyá. Las playas de Brasil, de Uruguay, de Cuba, se llenan de devotas con collares de cuentas iridiscentes y vestidas de blanco, de creyentes que entran en el mar hasta la cintura y cantan alabanzas a la diosa. En la arena, suenan los antiguos tambores africanos. Yemanyá es una diosa yoruba traída a América por las esclavas y esclavos africanos, madre y matriz, Reina del Mar y Señora de la Vida. La multitud enciende en la arena un lucerío de velas y arroja a las aguas un jardín de flores blancas y también perfumes, collares, tortas, caramelos y otras coqueterías y golosinas que a ella tanto le gustan. Entonces los creyentes piden algún deseo a Yemanyá: el mapa del tesoro escondido, la llave del amor prohibido, el regreso de los perdidos, la resurrección de los queridos. Mientras los creyentes piden, sus deseos se realizan. Quizás el milagro no dura más que las palabras que lo nombran, pero mientras ocurre esa fugaz conquista de lo imposible, los creyentes son luminosos y brillan en la noche. Oración a Yemanyá (Yemayá, Iemanjá) ¡O madre de las aguas! Grande es tu poder tu fuerza y tu luz. Grande es tu amor por tus hijos. Como lo es la sabiduría con que gobiernas desde todos los océanos y mares. Haz que llegue a ti mi pedido Y hazme los favores de alejar de mi rumbo a mis enemigos y ahogar en mí, a mis temores. Que no llegue a mi hogar la tristeza. Ni rencores o pesares. Que sea tu grandeza la mayor riqueza que me dispensares. Salve Yemanyá, doña Yanaína Cualquiera fuera tu nombre, cualquiera las playas y costas, que tus aguas besaren. Cualquiera el ritmo incesante, de tus olas, de tus mares. Mi fé en ti deposito, como parte de la creación de Dios en la tierra. Y es por eso que te pido, y se que mi ruego será atendido, si es justo y por mí bien merecido.


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